En los últimos tiempos han salido un número muy elevado de iniciativas que buscan poder desarrollar nuevas tecnologías para ayudar a digitalizar los entornos urbanos. Sensores y equipos de gestión de datos quieren hacernos creer qué la Smart City se basa en llenar los entornos urbanos de aparatos digitales. Es cierto que estos gadgets nos ayudan a realizar distintas mediciones y permiten que es interactúe con los ciudadanos de una forma nunca vista. No obstante, el objetivo de este tipo de ciudades es utilizar todos estos aparatos para mejorar y hacer más sencilla la vida de los ciudadanos.
La fuerza de las ciudades se encuentra en poner a las personas en el centro de la toma de decisiones, animando de esta forma a mejorar la calidad de vida y conseguir que los entornos económico, social y medioambiental sean más eficientes. Con el desarrollo de estas ciudades, se quiere conseguir que gracias a la ayuda de la tecnología , los ciudadanos se beneficien de una gestión urbana hecha a medida.
Esta idea cobra especial sentido cuando se aplica a una ciudad con una gran densidad de población y de un tamaño “reducido”. De este modo, facilita que se pueda mejorar la eficiencia de este tipo de sistemas urbanos. Hay que tener en cuenta que la Smart City no se consigue solo con la inclusión de tecnología, se debe tener muy presente el diseño desde un punto de vista social, medioambiental y económico.
No hay que olvidarse de dar una buena infraestructura de telecomunicaciones para que todos los elementos que nos rodean puedan estar conectados. De esta manera el volumen de datos llegará más lejos. Esto es imprescindible para conseguir instaurar soluciones digitales en las ciudades y para permitir que sea el ciudadano el que interactúe con el sistema.
En el espacio público también se pueden integrar distintos elementos para conseguir nuestra ciudad inteligente, mejorando de esta forma algunos aspectos como la movilidad urbana. La inclusión de distintos sensores en el mobiliario urbano puede ayudar a prolongar la vida de estos y hacer un mejor uso de la energía. También existen sensores que están diseñados para medir la temperatura o la polución y que pueden ser muy útiles para avisar cuando se sobrepasen los límites establecidos y cuando esto suceda se puedan activar distintas medidas que los corrijan.
Por último, los edificios no se quedan atrás, desde hace años se incluyen diferentes elementos que facilitan la vida dentro del hogar cómo puede ser el encendido de las luces o de la calefacción gracias a la domótica. Este es un concepto que hace años nos parecía algo del futuro, pero hoy ya estamos más que acostumbrados a ello.
A esto hay que añadir lo que se lleva desarrollando varios años, el internet de las cosas, que será capaz de permitirnos interactuar con los objetos que encontramos en nuestro hogar. Televisiones, reproductores de música, neveras, cada vez son más avanzados tecnológicamente hablando y permiten que estén conectados entre sí. Todas estas innovaciones tienen un fin común, conseguir que la vida de las personas pueda mejorar y sea más sencilla.